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Soñando con los ojos abiertos

DIEGO ESPARZA AGUIRRE

Hace poco tiempo pude escuchar en la voz de un cantautor zamorano la letra de una canción que lleva por título “Ojalá”  fue ahì que reflexioné profundamente a tal punto que me pareció estar soñando con los ojos abiertos;  decidí entonces escribir un artículo que recogiera el clamor de la sociedad ecuatoriana y particularmente de Zamora Chinchipe.

 

Ojalá que la juventud zamorana chinchipense se prepare cada día más para que sean los líderes y liderezas que tracen el camino correcto para alcanzar una provincia donde sus ciudadanos y ciudadanas tengamos lo necesario para hacer honor a la dignidad humana y que los niños y jóvenes lleven en la sangre el orgullo de pertenencia.

Ojalá que esta provincia amazónica siempre esté administrada por autoridades capaces, con solvencia ideológica, con probidad notoria, honestas y con riqueza ética y moral.

Ojalá que nunca más los puentes se caigan por fallas técnicas y tengamos que lamentar la muerte de humildes trabajadores que ansiaban llevar el pan a sus hijos.

Ojalá que no solo el 3 de diciembre de cada año celebremos a las personas con discapacidad, sino los 365 días del año les demos un trato que se acerque a la dignidad y la inclusión verdadera.

Ojalá que todos los y las profesionales tengan las mismas oportunidades para trabajar y aportar al desarrollo de nuestra nación.

Ojalà que tengamos la dicha de evidenciar que los puestos de la administración pública sean ocupados a través de una verdadera “meritocracia” y no a dedo y compadrazgo porque eso afecta el desarrollo de nuestros pueblos.

Ojalá que no hayan niños, niñas y adolescentes en las calles, sin estudiar ni jugar y pidiendo un pedazo de pan para saciar su hambre.

Ojalá que exista equidad de género en la administración pública para que el corazón de cada gran mujer sienta y entienda que es parte fundamental de la vida.

Ojalá que siempre el trato de los servidores y servidoras públicas sea de calidad y calidez, con celeridad y libre de discriminación.

Ojalà que podamos contar con una Ley de Comunicación que democratice la opinión pública y el acceso a frecuencias para radio y televisión, que permita además garantizar una plena libertad de expresión y pensamiento bajo los preceptos de la responsabilidad y ética profesional.

Ojalá que las armas de los militares y policías no sirvan para eliminarse unos a otros, sino se conviertan en banderas blancas que flameen con la esperanza de que haya paz y armonía que tanta falta le hace a  nuestro Ecuador.

Ojalá que la tecnología no nos aculturice y absorba la comunicación interpersonal entre padres e hijos, familias y sociedad en general.

Ojalá que los problemas de alcoholismo y drogadicción que afecta a todas las latitudes  no siga robando la esperanza de vivir a plenitud en compañía de quienes más queremos.

Ojalá que la gente tenga acceso oportuno  a los servicios de salud para que nunca más los pobres de este país tengan que morir en las puertas de los hospitales.

Ojalá que las campañas políticas sirvan para el debate, el análisis de la realidad social y las propuestas para alcanzar cambios profundos.

Ojalá que en las próximas elecciones contemos con nuevos actores políticos, jóvenes, visionarios, trabajadores, responsables, con formación ideológica,  que estén convencidos que los porcentajes en los contratos para obras y cargos públicos, así como el soborno, chantaje, nepotismo, injusticia, deben ser cosa del pasado.

Ojalá que hagamos conciencia y protejamos nuestros recursos naturales para dejar como legado histórico y herencia a las presentes y futuras generaciones.

Ojalà que los zamoranos y zamoranas chinchipenses asistamos masivamente a los actos culturales que promueven las instituciones, ello significaría que confiamos en la palabra como proyecto de cultura.

Ojalá que estas líneas sensibilice el corazón de cada uno de quienes lean este artículo y juntos asumamos una actitud propositiva frente a la vida y empecemos desde hoy a construir con firmeza un presente de bienestar colectivo.

Ojalá, ojalá … que podamos seguir “Soñando con los ojos abiertos”

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